domingo, 19 de octubre de 2008

RESUMEN DE LA TEMPORADA (I)

56 actuaciones, 49 orejas y 4 rabos, 3 indultos, dos suspensiones (Azuaga y Fuengirola), y dos ausencias por lesión (Barbastro y Monovar). Esos son los números, a simple vista, de la temporada de Finito de Córdoba.

Más allá de eso, atrás queda una campaña que fue a más para dejarnos un tramo final realmente excepcional, y un gran sabor de boca con la última actuación de Montoro, poniendo un broche ideal. A lo largo de las próximas fechas iré ofreciéndoles un resumen de la temporada del maestro, siempre bajo mi modesta visión, y siempre abierto a las opiniones que ustedes quieran expresar. Comenzamos hoy, con la primera parte de la temporada.

MARZO Y ABRIL. ¡AY, SEVILLA!...

Tras pasar sin suerte por sus dos únicos compromisos americanos, en Mérida y Bogotá, la primera tarde que el maestro actuaba en España lo hacía en el Festival a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer, en Córdoba, donde dejaba una faena medida llena de detalles y buen gusto a un flojo novillo de Guadalest.

Ya de luces, el 15 de marzo actuaba en Roquetas de Mar, una tarde en la que ante un malísimo lote escuchó los tres avisos en su primero y realizó un gran esfuerzo ante el cuarto, cortando una oreja. Mucha disposición mostró también en su siguiente compromiso, el Sábado de Gloria en Lucena, aunque a poca gloria supo la tarde debido al pésimo juego del ganado. Sus siguientes compromisos, en San Clemente y Vejer de la Frontera, nos depararon las primeras grandes faenas del maestro esta temporada, con el corte de dos orejas en cada tarde.

El mes de abril lo afrontábamos, como cada año, con la ilusión puesta en Sevilla, una ilusión que se vio frenada por las condiciones de la corrida de Parladé a la que se enfrentó El Fino. Hubo un toro, el cuarto, perfecto de hechuras, incluso con cierta calidad mientras duró. Las verónicas de recibo y dos tandas con la derecha nos hicieron concebir esperanzas, pero el toro se vino abajo dando al traste con todas las ganas con las que el maestro había afrontado esta cita.



Otra tarde de gran expectación tenía lugar en la Monumental de Barcelona, donde acartelado con José Tomás y El Juli, El Fino se enfrentó a un descastado lote de Garcigrande y a la indiferencia de gran parte de la plaza, lo cual dificultaba seriamente el éxito. Aún así, los mejores muletazos de la tarde brotaron de su muleta en el cuarto toro, como señala la crónica de Daniel Herranz en Burladero: “fue Finito quien dejó algunos de los mejores lances y muletazos del gris festejo sin que estos cobraran apenas relieve. Más al contrario, el tendido de la Monumental, amable y bueno como él solo, parecía meter prisa al torero nacido en Sabadell para que cuanto antes dejara paso a Tomás y Juli.”

No obstante, abril dejó también el grato sabor del toreo al natural del Fino, que lo bordó en Alcudia de Guadix, y un gesto que demuestra la gran solidaridad y altura personal del maestro, con la organización de un Festival en La Carlota a beneficio de la familia de un amigo personal recientemente fallecido. El Fino deleitó a sus paisanos con un toreo de gran calidad, a pesar de no contar con un colaborador a la altura de lo esperado.

MAYO: DE LO AGRIDULCE EN JEREZ A LA INJUSTICIA EN CÓRDOBA, PASANDO POR EL TOREO GRANDE EN GRANADA.

Nos traía mayo un buen puñado carteles bonitos y sitios cargados de significado. En Jerez el maestro dejó su sello de calidad en su actuación ante el primero de la tarde, templado y muy a gusto desde que se abrió de capote, dibujó bellas verónicas y muletazos buenos ante un toro noble y sin fondo de Parladé, del que perdió la oreja con la espada. Su segundo, sencillamente no le dio ninguna opción.

Getafe y Villarrobledo, con una oreja en cada tarde, y una gran faena en la localidad madrileña, fueron la antesala a la tarde de Granada, otra vez de máxima expectación, con José Tomás en el cartel. Aquel 23 de mayo, justo cuando se cumplían diecisiete años de su alternativa, Juan Serrano dio en la ciudad de la Alhambra un autentico recital de toreo en redondo, sustentado en muletazos hondos y largos, revestidos de un empaque soberano, y marcados con el sello inconfundible de su tauromaquia. Recibió el exiguo premio de una oreja en su segundo, después de que en el primero la espada se le fuera algo baja, pero fue un gustazo comprobar como después de que sus compañeros de terna se iban a hombros, El Fino lo hacía andando bajo la atronadora ovación de la Monumental de Frascuelo, que lo esperó hasta que cruzó todo el anillo para reconocer la grandeza de lo visto aquella tarde.

Y llegó Córdoba, donde siempre a Juan se le ha medido mucho, pero puedo asegurar que como este año no se le ha tratado en ningún otro. Ni una sola concesión, ni un solo respiro, y lo que es peor, ni siquiera un mínimo de respeto.

No me refiero, obviamente, a toda la afición que acudió, pero si a un sector que se comportó de la forma más injusta posible con un torero que siempre lo da todo en el coso de Los Califas, y por supuesto este año no fue una excepción. En su primera tarde, junto a José Tomás y Daniel Luque, le correspondió un primer toro sin ninguna opción, con el que optó por abreviar después de intentar el toreo por ambos pitones, viendo y demostrando que era imposible. En su segundo, con el ambiente en contra, hizo un gran esfuerzo ante un toro de escaso fuelle y poco recorrido, dejando los mejores muletazos de la tarde y perdiendo un trofeo con la espada, pues fue con el acero con lo que, en honor a la verdad, el maestro no estuvo bien en la feria.

Ya en su segunda tarde, con toros de Fuente Ymbro, nuevamente encontró un ambiente hostil por parte de ciertos sectores, un ambiente que intentó remontar con una buena faena ante el primer toro, donde volvió a dejar sensacionales muletazos por ambos pitones. Otra vez la espada no anduvo certera, y otra vez ese sector del que hablaba no le perdonó nada. Normal, por tanto, que el maestro declarara que le parecía vergonzoso que en Córdoba se le tratara así. Vergonzoso, injusto e irrespetuoso, así de claro.

Mayo terminó con la inauguración del nuevo coso de Puertollano, donde El Fino tuvo el honor de lidiar al primer toro, en una tarde en la que una vez más la espada se llevó el triunfo en forma de trofeos, pero no el sabor del buen toreo.