lunes, 12 de julio de 2010

VALENCIA, 26/07/89

Fue el punto de inflexión en una trayectoria con marcada tendencia ascendente. La clara evidencia de que había torero, ¡y vaya torero!. Era la decimosexta novillada que Juan Serrano toreaba en su primera temporada con caballos, y aunque algunas plazas de cierto nombre como Algeciras, Zamora, Ronda o Bilbao le habían visto triunfar, aquello de Valencia fue punto y aparte. Tanto que todavía lo recuerdan algunos por aquellos lares.

Curiosamente, y al igual que ocurría apenas tres semanas después en Málaga, la actuación del novillero Finito de Córdoba sobresalió en aquella Feria de San Jaime por encima de la de todos los matadores de toros que actuaron en ella, proclamándose indiscutible triunfador.

De él, tras aquella actuación, hablaron así tanto Vicente Zabala (el padre) como Joaquín Vidal. "Lo de este Finito es completamente distinto", afirmó el primero. "Viva Córdoba, se oía en los tendidos. Sus tandas fueron exquisitas, pases de pecho de extraordinaria factura, sus redondos bellísimos... Aroma intenso de toreo puro", describió el segundo.

Y así fue. Así ocurrió...