miércoles, 16 de abril de 2008

POR FIN MÉXICO (25/11/2001)

La faena que sigue a estas letras corresponde, en la fecha antes indicada, a la salida a hombros de Juan Serrano en la plaza México. Además, y más allá del triunfo numérico, significó la entrada definitiva del torero en el sentir de la afición mexicana y precede a la que, según palabras del propio Juan, ha sido su mejor actuación en esta plaza, en el año 2004, tarde en la que perdió varios trofeos por el mal uso de la espada.

Aquí no fue así. La certera colocación del acero y la espectacular muerte del toro rubricaron una faena en la que hay muletazos enormes, eternos, despaciosos y de un temple magistral. Faena con la medida justa y apta para todo paladar que tenga una mínima sensibilidad por ese toreo bueno que gusta y gustará siempre.

Si no me fallan las cuentas, son nueve o diez matadores de toros españoles los que han conseguido abrir en alguna ocasión la puerta grande del Coso de Insurgentes en los últimos quince años. Ese número se acota aún más si contamos los que lo han hecho con dos orejas en el mismo toro, y Juan es uno de ellos. No obstante, siempre he dicho que para valorar a Finito de Córdoba lo de menos son los números, pues es un torero donde lo cualitativo, esa inmensa calidad de su toreo, está muy por encima de cualquier estadística que queramos aplicarle, y esta faena, en la que con veinte o veinticinco muletazos pone el embudo bocabajo, es un buen ejemplo de ello.

Que la disfruten...