viernes, 18 de marzo de 2011

MÉXICO D.F. 21/11/04

Tres años antes, con apenas veinte o veinticinco muletazos, ya había puesto bocabajo el embudo mexicano. En aquella ocasión, además, rubricó su obra acertadamente con el acero, por lo que consiguió abrir la puerta grande.

Justo eso fue lo que faltó esta vez, tras una faena en la que El Fino cuajó muletazos enormes a un manso de gran condición de Reyes Huerta, al que toreó con un gusto y cadencia sublimes, despertando otra vez el rugido característico del Coso de Insurgentes ante lo exquisito.

Y es que, ciertamente, un buen puñado pases del Fino aquella tarde en el D.F. se antojan difícilmente superables...