viernes, 29 de octubre de 2010

MADRID, 23/09/90

Veinte años han pasado de aquella tarde de principios del otoño del 90, en la que Finito de Córdoba hacía su presentanción en la primera plaza del mundo con una expectación desbordaba.

Madrid lo esperaba en todos los sentidos, es decir, había ilusión por conocer y disfrutar del toreo que este novillero venía desplegando por muchas plazas y lugares importantes de la geografía española, pero también existía el deseo de examinarlo, de que "rindiera cuentas" ante "la cátedra" sobre que era y como era aquello que lo estaba encumbrando, de ahí que la exigencia fuera máxima, a la altura de las figuras que por aquella época pisaban el albero venteño.

Juan Serrano llegó a Las Ventas arropado por miles de cordobeses, y casi colgó el "no hay billetes" en las taquillas (en un festejo fuera de abono). Días más tarde repetiría actuación, dentro del abono de otoño madrileño, con idéntica expectación y éxito de público.

Aquella primera tarde, acartelado junto a Luis de Pauloba y Cristo González, la suerte no acompañó con el ganado de Jandilla, que llegó muy parado y sin apenas opciones al tercio final. No obstante, y aunque "sólo" fueran unos lances, Madrid pudo ver torear a Finito de Córdoba, le pudo ver manejar el capote con esa elegancia especial, con ese toque diferente a los demás, y en sus dos novillos pudo dejar la impronta de torero importante en ciernes que venía dejando allá por donde pasaba...