sábado, 26 de julio de 2008

A PROPÓSITO DE FECHAS INOLVIDABLES... (OSUNA, 20/05/2000)

Hace un par de días hacíamos mención a los distintos toros indultados por Finito de Córdoba a lo largo de su trayectoria. A esos 16 que constan como oficiales les añadíamos tres más que no habían contado con ese reconocimiento por parte de la autoridad en la plaza, pero que la petición unánime del público y la sensibilidad del torero habían hecho volver con vida a los corrales.

La faena que les ofrezco a continuación constituye uno de esos sucesos descritos anteriormente, aunque este toro, Ballesteros de nombre, creo que no corrió la misma suerte que Langosto, injustamente apuntillado en la soledad de los corrales de la plaza de Montoro.

Como en todas las grandes grandes faenas del Fino, en esta hay profundidad, temple, hondura, torería, estética, cadencia y armonía. Calidad torera, por condensarlo todo en dos palabras. A mí, en la mayoría ocasiones, me es muy difícil describir o estar a la altura verbal o escrita de lo que el maestro nos muestra y de lo que me hace sentir y disfrutar con la dimensión artística y rotunda de su toreo. Por eso aquí, una vez más, las palabras ya están sobrando, pues a los soberbios redondos y naturales que siguen, tan sólo él es capaz de ponerles nombre, haciéndonos ver que son posibles.