viernes, 31 de diciembre de 2010

HACIA EL 11... QUE SERÁN 20


Abrochamos la última tanda de este 2010 y nos vamos de la cara para darle y darnos un respiro. Al volver, enfrentaremos el 2011 echándonos la muleta a la izquierda e intentando vaciar unas embestidas que, según las teorías más optimistas (las pesimistas son para llorar directamente), seguirán teniendo mordiente y su poquito de güasa. Por tanto, vaya por delante mi mayor deseo de mejoría y fortuna para quienes hayan perdido pie, así como para aquellos que, aún habiendo salido ilesos, necesiten de la buena estrella para seguir tirando p´alante.

En lo taurino, despedir al año desde aquí significa hacerlo con el buen sabor que nos dejó la antológica faena del maestro Finito de Córdoba en el Festival de Los Palacios, a la que con casi total unanimidad han alabado prensa y, sobre todo, profesionales, como una demostración sublime de toreo auténtico, coincidiendo todos en que "no se puede torear mejor".

El 2011, independientemente de lo que nos aguarde en cuanto a resultados y actuaciones, nos trae el vigésimo aniversario de la alternativa del maestro. Efeméride que se cumplirá exactamente el próximo 23 de mayo, pero que sería de justicia que estuviese presente en Córdoba mucho más allá de un día puntual. Hay todo un año para que la Córdoba taurina conmemore un acontecimiento que desde entonces no ha encontrado réplica en ningún otro a nivel taurino en la capital y provincia, y que antes de producirse llevaba décadas sin ofrecer ningún precedente. Si a ello además le sumamos que su protagonista es, sin lugar a dudas, el que más lustre taurino le ha dado a esta tierra, por todo el mundo, en estas dos últimas décadas, hay motivos sobrados para no dejar pasar esta ocasión y darle la relevancia que merece, dejando a un lado, por supuesto, partidismo y detracción, filias y fobias.

Dicho esto, y ahorrándome más argumentos, porque francamente creo que sobran, esperaremos acontecimientos. Córdoba tiene la palabra...

¡Feliz 2011! ¡Suerte para todos!

Foto: Michael Crouser.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

LA TORERÍA POR BANDERA (A Curro Molina)

No ha sido justo con Curro el destino de esta profesión. Su despedida, anunciada desde el "dique seco" en pleno invierno no es ni la que merecía y ni mucho menos la que podía soñar el que seguramente es el mejor lidiador-banderillero de la última década, y vamos a dejarlo ahí porque quizá nos podríamos ir más atrás.

Curro Molina, Torero. Torero grande. Un artista que ha llevado su labor a cotas fenomenales, a una altura de maestría tal que ha ido creando escuela con el paso de los años, convirtiéndose en referencia no sólo para los jóvenes, sino también para los propios coetáneos, que a la vez que disfrutaban con sus lidias y sus pares, "tomaban nota", que diría Juncal, para buscar en si mismos esa perfección tan natural con la que sentaba cátedra el de Alcalá de Guadaria, tarde sí, tarde también.

Natural, personal, torerísimo. Pocos han llegado o llegarán a su altura, precisamente por esos matices tan difíciles de imitar. Y es que Curro, en cada lance o en cada par, destilaba torería pura, y conseguía, de ahí su gran mérito, hacer converger la eficacia y el buen hacer para con el toro que debía servir a su matador, con la belleza, el gusto y el sabor que dejaban sus actuaciones en la retina del aficionado.

En la mía, inolvidables, las cuatro temporadas que estuvo a las órdenes del maestro Finito de Córdoba, entre 2002 y 2005, años en los que el maestro de plata sevillano llegó una dimensión y a una categoría fuera de serie, y en los que son incontables las grandes faenas del Fino precedidas de las grandes lidias de Curro.

Precisamente en Sevilla, en 2002, la música acompañó una de las mejores bregas capoteras que se recuerdan, y que puso en pie a la Maestranza. No fue la única vez, ni en Sevilla ni en otros lugares, pues tan sólo hay que echar un vistazo a la manera que ha tenido este torero de "arrasar" con todos los premios más importantes de las principales ferias.

Se va Curro de los ruedos. Se van un grande. El mejor entre los mejores, como he podido leer en estos días. Lo hace injustamente tratado por la fortuna y el destino, pero dejando tras de si la estela irrepetible de quien ha marcado una época. Llevando, allá donde vaya, esa inmensa torería que fue y seguirá siendo bandera de lo que él representa.

Mucha suerte Torero.

Foto: Mundotoro.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Que los buenos propósitos e inmejorables deseos sembrados en estas fiestas fructifiquen regalándonos hermosa realidad y buena armonía para un año entero.


Salud y paz para todos.

martes, 14 de diciembre de 2010

TOREAR PARA LLORAR (Por José Luis Pineda)

Alguien lo dijo una vez y es una de las frases que se te pegan al alma. Finito torea para llorar. Una de esas frases silenciosas que permanecen ocultas en nuestro interior hasta que algo las despierta y entonces uno se encuentra desnudo ante la evidencia. Me ocurre ahora, mientras visualizo el vídeo en el que el maestro Finito ha indultado a un excelente ejemplar de Fuente Ymbro en un festival benéfico en Los Palacios.

La elegante heterodoxia de su vestido se conjuga en una relación simbiótica con la ortodoxia de su toreo. Un toreo al que todos los ya manidos calificativos no pueden hacer justicia. El toreo eterno, soñado, puro, de otra época. Palabras, más palabras que a mí se me antojan vacías, meros adornos para lo que no puede adornarse, para lo que no admite sino contemplación. La grandeza de esta fiesta cuando se convierte en arte, en un arte mayúsculo e incalificable, como el que Finito ha ejecutado en la faena a ese novillo. Contemplo el vídeo en el silencio de la noche y todas esas palabras se me agolpan desordenadas, ansiosas, porque sé que no van a servirme para expresar lo que se siente al ver ese toreo inmortal, que rehuye las palabras, que se filtra en el alma de los aficionados con ese halo que envuelve a las cosas irreales, emocionantes, sentidas. Esas pocas cosas que nos conmueven hasta el llanto. Y entonces me acuerdo de esa frase, alojada en mi subconsciente desde muchos años atrás, tal vez desde la primera vez que lo viera, hace más de veinte años ya, y pienso que tal vez sea el tiempo de usarla, porque es lo único que se me ocurre decir.

Finito, señores, torea para llorar...


lunes, 13 de diciembre de 2010

VESTIDO DE DOMINGO...

Finito llegó a Los Palacios presto a esperar, como siempre, lo que el destino y la suerte le tenían reservado tras la puerta de toriles. Aquello a lo que su concepto, inquebrantable y persistente, habría de medirse para una vez más constatar esa fidelidad suya a una filosofía torera y artística más allá de las formas, de lo meramente palpable, de lo comúnmente explicable.

Era un festival, una jornada amable, benéfica, marcada por una tragedia que tiene en vilo desde hace meses a una familia entera, y por un esperanza que se afana en brillar al final del túnel.

Salió el toro, el novillo en este caso, que no entiende de días ni de momentos, y que termina siempre por poner a cada cual en su lugar. Con él se vino, como siempre, lo que la providencia había previsto para quien lo esperaba. Y El Fino, cuyo toreo tampoco se sostiene en tiempo ni espacio, se agarró al buen bajío para empezar a esculpir su obra maestra antes miles de ojos voraces, traspasando instantes después los sentidos para llegar al corazón y alojarse en el alma, allí donde tampoco se sabe de horas y lugares, sólo de latidos, de emoción y sentimiento, de pureza y verdad.

Y los latidos rugieron, y la emoción llenó, y el sentimiento golpeó hasta romperse, como se rompía el torero llevando al de Fuente Ymbro por la gloria colosal de un muletazo hondo, inmenso. Por un puñado de redondos y naturales que parían unas muñecas de arrope, saliendo de ellas como sangre, bombeados e intensamente derramados sobre un albero sediento de arte, sobre el que se vaciaban como se vaciaba la esencia más pura y más eterna de un torero grandioso que escribía el toreo de siempre, trayendo el aroma de siempre, la elegancia de siempre, desatando la pasión, haciendo sentir dichosos a los presentes, sustentando esa dicha en la arrolladora inmersión de su obra en el sentir más profundo de quienes, ávidos de ella, la contemplaban.

Finito soñó e hizo soñar. Latió e hizo latir. Rompió el tiempo y el espacio con un toreo embriagador, hechicero… mágico. Porque llegó a Los Palacios, como siempre, como lo hace su gente. Dispuesto a esperar, fiel a una forma de ser y de sentir, para encontrar, una vez más, el bendito eslabón del encanto, de la sublime perfección.

Lo hizo vestido de domingo, rebosante de inspiración, y se fue cubierto de la gloria eterna de seguir siendo diferente, único, genial. De seguir llenando el alma del que lo sigue y lo persigue, del que lo siente. De aquel que mirándolo a él sabe que mira al arte de frente.

Fotos: Arjona.

domingo, 12 de diciembre de 2010

INDULTO Y BORRACHERA DE TOREO EN LOS PALACIOS


Finito de Córdoba ha cerrado el año 2010 con una actuación antológica en el Festival Benéfico celebrado este mediodía en la localidad sevillana de Los Palacios, donde ha indultado al bravo ejemplar de Fuente Ymbro que abría el festejo, de nombre Bullicioso, número 92.

La redondez, la perfección y la rotundidad de la labor del Fino ante ese animal, cuajándolo de principio a fin, ha llevado el clamor a los abarrotados tendidos de la portátil palaciega, haciendo disfrutar a un público que se ha entregado desde los primeros lances hasta los encajados y profundos muletazos por ambos pitones con los que el maestro ha bordado el toreo en una faena de arte mayor, con la que ha sacado todo el partido posible al empuje, la clase y el recorrido que el de Ricardo Gallardo le estaba ofreciendo, desembocando en la petición de indulto para el burel, mientras el torero seguía perfeccionando y llenando de matices sabrosos una obra cumbre a la que nada ha faltado.

Lo dicho, una auténtica "borrachera" de Fino.

Video en Mundotoro.com (AQUÍ)

viernes, 10 de diciembre de 2010

FESTIVAL EN LOS PALACIOS

Manuel Viera nos cuenta el drama que viven y la esperanza a la que se aferran los padres del pequeño Juan Manuel, a cuyo beneficio se celebra este Festival Taurino que, por razones obvias, no es un más.

UN NIÑO QUE QUIERE CORRER, JUGAR... VIVIR

Durante mucho tiempo así lo han hecho. No hay desgracia, desdicha o fatalidad que no pueda paliarse con la gente del toro. Ahí están siempre para hacer suya la adversidad, para poner la menor distancia posible entre la fe de unos padres y el largo camino a la esperanza. Esta es la fantástica realidad en la que se mueven estos hombres, arquetipos de una especie distinta, a cuestas con sus culpas y sus aciertos, mensajeros del optimismo y dispuestos a aliviar desde el ruedo de la plaza el dolor de los demás con lo que mejor saben hacer: torear.

El gesto de la gente del toro otra vez. Una vez más ofrecen su arte para que los ojos como platos de un niño de tres años que quiere despertar del infortunio, que quiere vivir, vuelvan a brillar tras un triste y trágico accidente aún sin final feliz.

Desde la vecina Los Palacios hasta la clínica Foltra, a escasos minutos de Santiago de Compostela, llevaron unos desesperados padres a Juan Manuel, y aunque fueron rozando siempre las lindes de la incertidumbre, se agarraron con fuerza a las asas de la esperanza. Y allí siguen, deseosos de que llegue el milagro, encerrados en un cuarto con su chiquillo y soñando en sus silencios.

Los Palacios y Villafranca han hecho suya la causa. Más de setentas firmas comerciales han dicho que no basta sólo con sufrir. Toreros y ganaderos, con su gesto, quieren ampliar la necesaria estancia en Santiago de Compostela. Ahora sólo falta acudir a esa plaza abierta a la esperanza. Ser testigo en la mañana del próximo domingo, 12 de diciembre, de lo que allí pase. Abarrotar las gradas de madera del coso portátil para compartir ese aire de necesidad que tiene la familia de Juan Manuel Ced Tirado. Un niño que quiere correr, jugar… vivir.

lunes, 6 de diciembre de 2010

RECORDANDO LIMA, UN AÑO DESPUÉS


Fue, sin duda, una noche mágica. Aquella corrida en Ancho, última del abono del Señor de los Milagros, sirvió de escenario para que El Fino bordara el toreo en una faena de muchos kilates a un noble ejemplar de Roberto Puga.


Ante la imposibilidad de poder verlo en directo, la narración radiofónica llegaba desde el coso limeño transmitiendo los sonidos que aquellos bellísimos pasajes de la actuación de Juan Serrano producían, y en el foro unos pocos finitistas compartíamos la emoción de vivir una faena "a ciegas", pero con una intensidad que calaba hondo, y despertaba mucho sentimiento.


Por encima (pero que muy por encima) del exiguo premio que recibió, la del Fino en Acho fue una faena que rozó la perfección en muchos de sus momentos, y que marcó claramente la diferencia con veinte o veinticinco muletazos sublimes, excelsos. Toda una lección de temple, de torería, de ese sabor tan personal que sólo el maestro sabe y puede imprimir a los pases cuando torea a gusto y con gusto.


Este año El Fino no está en Acho... ellos se lo han perdido.



viernes, 3 de diciembre de 2010

"FIEL A SU CONCEPTO" (Revista Aplausos)


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miércoles, 1 de diciembre de 2010

OTOÑO...

Es otoño... pero aquí huele a hierba fresca,
y casi, casi, te embriaga el azahar.

Y te hace soñar el silencio, el tiempo detenido,
el aroma intenso que sólo aquí se puede respirar.

Él, con sus cosas, con su magia, con su eternidad,
siempre trae la primavera, y la hace latir.

Y yo la siento, porque su arte, y su esencia,
permanecen... Están aquí.

Fotos: Carmelo García.