sábado, 19 de junio de 2010

DE BLANCO Y ORO... EN LA MALAGUETA (25/03/90)

Aquella temporada del 90 había "madrugado" para Finito de Córdoba, por eso a esta cita en Málaga llegaba ya con un bagaje de siete novilladas, algunas de ellas en lugares de compromiso, como Nimes y Castellón.

Volvía el joven Juan Serrano a La Malagueta, apenas ocho meses después de haber recibido su bautismo de sangre en ese mismo ruedo. Se cumplía también justo un año desde que debutara con picadores muy cerca de allí, en Marbella.

Volvía Finito, ya con la vitola de figura, de torero de los buenos, con miles de partidarios siguiéndole y, como no, con toda la presión que ello conllevaba, máxime cuando se habla de un novillero que no llegaba a los cincuenta festejos en su corta trayectoria.

Fue esta de marzo la primera de sus cuatro comparecencias ese año en La Malagueta, siendo el único, contando también a los matadores de toros, que hacía tantos peseíllos en la capital de la Costa del Sol ese año, algo inusual para un novillero, aunque no era la primera vez que Finito en Málaga destacaba por encima de los grandes maestros, puesto que el año anterior ya se había hecho con el capote de paseo de la feria de malagueña, siendo la primera y última vez (por la polémica que se generó entre los matadores) que lo conseguía un novillero.

Y fue, como verán, una delicia verlo torear...