domingo, 28 de noviembre de 2010

ELEGANCIA... (Crónica de Gabriel Camero)

Fuera, en la campiña sevillana, diluviaba. Las raíces de los olivos agradecían el llanto de las nubes. Todo ello ocurría en el exterior, en la calle, en los campos...pero dentro de la plaza de toros portátil de Torreluna, en los alrededores de Carmona y entre los vuelos de los aviones del aeropuerto de San Pablo, las gotas de lluvia no se llegaban a incrustar en el albero. El techo de la plaza, coqueta y llena de público expectante, lo impedía.

El segundo novillo de Yerbabuena le tocó en suerte a Fino, y como iba engalanado el Maestro, la elegancia en su persona, en los impolutos zapatos de charol, en el garbo, en el pañuelo de lunares anudado al cuello, en el estar por la plaza, en el porte de la chaqueta y en el estilo que va con su persona y haciendo juego con la torería.

Las verónicas de recibo en su capote rosa por una cara y violáceo por la otra, queriendo hacer el toreo y parar el tiempo mientras los vuelos quedaban inmortalizados en las cámaras digitales de los asistentes. Esta foto es de Fino haciendo una verónica y esta otra en la nave de Torreluna, con los caballos de pura raza.

Pero el novillo se hizo daño en una mano antes de llegar al jaco y a partir de ahí no se le podía obligar en absoluto al animal porque se caía. Aún así el Maestro le fue sacando las embestidas de una en una con la derecha, con temple y mando, como tengo anotado en mis notas de a pié de plaza. Y luego llegó la izquierda, sin obligar al novillo, sin bajarle en demasía la mano. Lástima que en esta obra el novillo no quiso ser participe. El estoconazo cobró una oreja, lo de menos.

En el séptimo novillo, de Torreherberos, sobrero ensabanado lidiado por todos los actuantes, Juan José Padilla pidió al Maestro que iniciara la faena de muleta. Y el Maestro, con su elegancia como capital del lugar, dio unos pases por bajo. Para que, de nuevo Padilla, continuara con la labor.

Y fuera, entre el frío y la noche de la campiña sevillana, entre el barrizal donde descansaban los coches, con el barro entre las suelas de los zapatos... el público marchaba, repasando las fotos de las cámaras digitales. Y esta es del Fino haciendo una verónica. Esta foto es la elegancia. La elegancia del Fino en esta tarde de lluvia.

UNA OREJA EN EL FESTIVAL DE CARMONA

Exitoso festival el celebrado en la tarde de ayer en la localidad sevillana de Carmona, que contó con lleno en los tendidos de la plaza, algo muy importante, dado su caracter benéfico.

El maestro Finito de Córdoba obtuvo un trofeo de un novillo de Yerbabuena que se lastimó durante la lidia, y que llegó muy mermado al último tercio. Aún así, El Fino derrochó elegancia en una faena que, aunque condicionada por las limitaciones del animal, tuvo pasajes de gran calidad.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

FESTIVAL EN CARMONA (SEVILLA)


Como es conocido desde hace unos días, este fin de semana tendrá lugar un interesante Festival Taurino en la localidad sevillana de Carmona, enmarcado dentro de la Feria Internacional de Caballo, que alcanza su segunda edición, y que contará con la presencia del maestro Finito de Córdoba.

El festejo, que se celebrará en un recinto cubierto, tiene doble finalidad. Por un lado el de homenajear al maestro José Ortega Cano, y por otro el de recaudar fondos para la Fundación TAS, que desde hace algo más de una década trabaja aportando recursos para personas con discapacidad en entornos rurales, así como para otros colectivos en riesgo de exclusión social.

Buena ocasión, por tanto, para disfrutar del toreo y apoyar una buena causa.

jueves, 18 de noviembre de 2010

YO CONFIESO, FINO (Por Ana Pedrero)


Confieso, Fino, que he llegado a odiarte como sólo se odia a los dioses, a los héroes, a lo inalcanzable; derrotada, vencida, quebrada. He llegado a odiarte como sólo se odia desde la admiración que raya la reverencia, desde el asombro que produce lo que no se entiende, lo que no se posee, lo que se construye en el aire; desde la ceguera que provoca un reventón de luz, un derroche de claridad, un eclipse de sueños.

Porque yo también me empapé en aquel agua de Madrid y vendí mi alma al diablo por un sólo instante en tus muñecas, allá donde se detenía la primavera en una verónica eterna, en una media abrazando las constelaciones, y el cielo, y los planetas, y todo lo creado, como si todo danzase en la órbita del lance perfecto.

Porque yo siempre te esperaba vestida de deseo, la ilusión intacta, como los que seguían a su Mesías en busca del prodigio, templando el aire, acariciando, y no entendía, no sabía, no perdonaba aquellas tardes de tedio sabiéndote dueño del misterio, con el arte ceñido, abrochado en la cintura, con la gracia almidonando el capote, con la belleza a capricho rezumando elegancia por los poros, por los ojos, por la frente, por los labios. Erguido como un junco sobre la arena blanquecina, Califa en el paraíso de los siglos, levantando mezquitas y templos profanos donde quemar incienso a los dioses que guardan los secretos. Insultantemente torero, insultantemente bello, cincelando en el instante las formas clásicas, el lance eterno,sin tiempo, como si más allá ya no hubiese nada, ni toro siquiera, ni peligro, ni muerte, ni espada.

Confieso, Fino, que te he odiado como sólo se odia aquello que se ama profundamente. Que te he negado con la voz amarga del amante despechado que siempre retorna a los besos imposibles. Que en estos veinte años te he perdonado tantas veces como tantas caí en el pecado, en el odio más enamorado, del que tú mismo te redimes cuando una tarde, cualquier tarde, detienes de nuevo el reloj y pones a bailar al universo en la linde de tu abrazo, en los vuelos del capote, en la inabarcable suavidad de tus brazos dibujando teoremas de lo perfecto.

Confieso, Fino, que tanto te he odiado que aún hoy, veinte años después, te espero con la memoria en blanco, con la piel empapada de mayo, bajo la lluvia de mayo, para seguir enamorándome en cada lance, para seguir adorándote, para seguir odiándote de pura veneración, de puro desconcierto ante el inmenso precipicio que abres de tu capote a mi alma. Para seguir odiándote de pura admiración, por la luz, por la magia que irradia la infinita verdad, la infinita hondura, la exquisita herida, la bendita factura de tu toreo de seda y siglos.

Ana Pedrero (http://berrendoencolorao.blogspot.com)

Foto: León.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

BARBERÁ DEL VALLÉS... 1985

De izquierda a derecha, Paco Aguilera, Juan Serrano y Eugenio Perucha.

Foto gentileza de Eugenio Perucha.

viernes, 5 de noviembre de 2010

FUENTE YMBRO, CAMPO ABIERTO





Fotos: Carmelo García.

martes, 2 de noviembre de 2010

AGRADECIMIENTO DE MANUEL MUÑOZ


Emocionado y muy agradecido por las palabras y muestras de afecto recibidas con motivo de su retirada de los ruedos, Manuel Muñoz se puso en contacto con un servidor en días pasados para transmitirme la gratitud por el homenaje que desde este rincón se le había tributado, expresándome también su satisfacción por haber pasado gran parte de su trayectoria junto al maestro Juan Serrano "Finito de Córdoba".

"Quiero agradecer públicamente a Fino todos los buenos momentos que he disfrutado a su lado, estando a sus órdenes tantos años, algo por lo que siempre le estaré agradecido, y desde aquí le mando un abrazo, tanto mío como de toda mi familia".

En corto y por derecho. Así es "Manolito". Por eso se le quiere, se le admira y se le respeta.

Foto: Rafael Sánchez Pineda.