Me ha costado un poquito decidirme a mostrarles este vídeo. Se trata uno de los mejores recuerdos que conservo en mi vida. Las imágenes corresponden al acto de presentación del poemario titulado "Entre Viña y Olivar" que un servidor escribió y editó hace unos años, siendo presentado el 16 de enero de 2004 en mi pueblo, Aguilar de la Frontera, y eligiendo el Museo Taurino "Finito de Córdoba" como lugar para su puesta de largo, aunque lo recogido en la obra nada tuviera que ver con lo taurino. Aquella noche fue, sin duda, mágica para mí, por la respuesta de mi gente, por el calor y el cariño recibidos, y porque es un recuerdo que aún perdura nítido e inalterable en mi memoria y en mi corazón.
La historia de este fragmento que les presento nace unos días antes de ese acto. Aquellos días previos a la presentación del libro yo era presa del nerviosismo y la inquietud, y una tarde busque cobijo y tranquilidad en la soledad que me prestaba el Museo. Allí, al abrigo de la tenue luz que a esas horas aún se colaba por la única ventana existente, y que era suficiente para ver de manera nítida, pude recorrer despacio los recuerdos que cubrían ampliamente todo el espacio a mi alrededor. Abstrayéndome de mis miedos, quise juntar, o intentarlo al menos, toda aquella historia viva que se representaba ante mí, quise inspirarme en lo que había visto, lo que me habían contado, lo que había imaginado, y lo que esperaba vivir. Sabía que nada de lo que plasmara en el papel estaría a la altura de lo que quería contar, de describir lo indescriptible, de dar sentido a lo que se siente tan hondo. Sólo sabía que escribir aquello me ayudaría, y vaya si me ayudó. Para empezar, me desconectó por un buen rato de toda la turbación que me invadía, y me hizo disfrutar de mis recuerdos. Después, cuando llegó el día definitivo, la hora de enseñar al público lo que humildemente había compuesto durante algunos años, me senté ante ellos con aquel poema en mi cabeza, y no se me ocurrió mejor forma de empezar que compartiendo aquel pensamiento y aquel sentimiento con todos ellos.
Ese poema se lo entregué a Finito días después del acto en la convivencia anual que celebra su Club Taurino. También, lo elegí para presentar este blog. Es el primer post, allá por septiembre del año pasado. Hace un año, cuando Juan acudió a Aguilar a inaugurar la nueva sede del Museo Taurino que lleva su nombre se lo mostré colgado en la pared y me llenó de satisfacción cuando me confesó el cariño con el que lo guarda en casa.
Para bien o para mal, hoy venzo mi pudor y les muestro aquel momento. Cuatro años después me siguen llenando e inspirando los mismos motivos que entonces lo hicieron.