Cerrando esta serie referencias a la magnifica tarde de Montoro, tengo la oportunidad de mostrar hoy otra gran crónica cedida amablemente por Luis Miguel Parrado, de la que reproduciré varios pasajes.
Ya sabemos que pasó, pero también debemos saber lo que nunca debió pasar. "Langosto", ese gran toro de Juan Pérez Tabernero, es también protagonista de nuestro recuerdo. Un toro del que hoy podrían estar pastando unos utreros casi listos para demostrar la gran clase y bravura que mostró su progenitor. Lamentablemente no es así. Así fue este disparate.
Para reflexionar...
EN MONTORO ASESINARON A UN TORO BRAVO. Por: Luis Miguel Parrado. Octubre, 2004.
El pasado 8 de octubre, a eso de las ocho de la tarde, un toro bravo era asesinado en la sórdida oscuridad de los corrales de la plaza de Montoro. Cayó de forma infame, sin posibilidad de lucha ni defensa, en las manos traicioneras de un puntillero, como mueren los mansos en el matadero. Pero "Langosto" no se merecía este final.
...Relatan aquellos que gustan de la contabilidad que embistió nada menos que ¡¡¡205 veces!!! a la muleta, pero encima lo hizo cada vez con más profundidad y fijeza, enorme nobleza y un ritmo increíble, mayor en el último muletazo que en el primero.
...Y aquí llega la polémica, porque, tras embestir de esa manera, el público comenzó a pedir el indulto cada vez más intensamente. Y a la petición se unió Juan Serrano, pero cuando ya los tendidos se habían decantado claramente por el perdón para el astado. Sin embargo, el palco lo que hizo fue mandarle los tres avisos, y el toro volvió a los corrales, donde fue asesinado.
Lo peor del caso es que dicho usía se dice a sí mismo aficionado, e incluso figura como vicepresidente en la peña taurina del pueblo. Y precisamente por esa circunstancia, mosquea el hecho de que a la hora de otorgar los galardones de la feria, esta peña haya declarado "desierto" el premio al ejemplar más bravo, cuando en su arena de lidió "Langosto", uno de los toros del año y que por mucho menos habría sido indultado en cualquier otro coso de su categoría. Pero lo que ya resulta absolutamente surrealista es que le galardón a la mejor faena haya recaído en "Finito", pero no por la hecha al de Pérez Tabernero. ¿Ustedes lo entienden?. Yo, sinceramente, no, y mira que lo he dado vueltas, y encima el propio torero ha declarado que la de "Langosto" ha sido "la faena de su vida"...
...Conmovía a cualquiera de los testigos la forma en que Juan Serrano le decía al alcalde casi implorándole "Pero, ¿cómo lo vais a matar?, si ha sido tan bueno". No hubo una mínima sensibilidad, sino enconamiento en las posturas, e incluso uno de los veterinarios, autotildado de "gran aficionado" mantenía una actitud intransigente en el callejón, ordenando, cuan César en el circo, la inmediata muerte del toro, llegando incluso a enfrentarse verbalmente con quienes razonaban lo contrario. Talante democrático debe llamarse eso.
Claro, que hay que escuchar a todas las partes, y el presidente declaró que el reglamento manda y en las plazas de tercera no hay indultos. Bien, pero si así nos ponemos, si vamos a cumplir la ley, vamos hacerlo en todo, y no yendo en contra del toro, que nunca tiene quien lo defienda.
... Pero seguro que ninguno de estos argumentos le debe ser valido a quien tiene la poca compasión de mandar a asesinar a un toro bravo. Debe ser más gratificante para el ego que una corte de aduladores te vaya diciendo "Olé tus cojones", mientras sacas pecho, a dejarse llevar por la sensibilidad que siempre debe presidir la fiesta de toros. Pero es que con acciones así perdemos la batalla moral ante tanto antitaurino que nos acusa de bárbaros y a los que siempre replicamos que el toro es el único animal que puede ganar su vida luchando. Sin embargo, ¿qué opción tiene un astado que se lidie en Montoro, el "Auschwitz del toro de lidia", la de morir irremisiblemente aunque sea el más bravo del mundo?.
Contésteme a esto último Sr. Presidente... Mal camino llevamos cuando se quiere se más papista que el Papa, y ya se sabe que incluso el Vaticano pidió perdón por "putaditas" como la que le hicieron a Galileo. Claro, que maldita la gracia que le haría a Galilei el trato recibido. La misma que nos hizo a los que de verdad amamos al toro bravo lo que le hicieron a "Langosto"...
Un placer, Sr. Parrado.
Ya sabemos que pasó, pero también debemos saber lo que nunca debió pasar. "Langosto", ese gran toro de Juan Pérez Tabernero, es también protagonista de nuestro recuerdo. Un toro del que hoy podrían estar pastando unos utreros casi listos para demostrar la gran clase y bravura que mostró su progenitor. Lamentablemente no es así. Así fue este disparate.
Para reflexionar...
EN MONTORO ASESINARON A UN TORO BRAVO. Por: Luis Miguel Parrado. Octubre, 2004.
El pasado 8 de octubre, a eso de las ocho de la tarde, un toro bravo era asesinado en la sórdida oscuridad de los corrales de la plaza de Montoro. Cayó de forma infame, sin posibilidad de lucha ni defensa, en las manos traicioneras de un puntillero, como mueren los mansos en el matadero. Pero "Langosto" no se merecía este final.
...Relatan aquellos que gustan de la contabilidad que embistió nada menos que ¡¡¡205 veces!!! a la muleta, pero encima lo hizo cada vez con más profundidad y fijeza, enorme nobleza y un ritmo increíble, mayor en el último muletazo que en el primero.
...Y aquí llega la polémica, porque, tras embestir de esa manera, el público comenzó a pedir el indulto cada vez más intensamente. Y a la petición se unió Juan Serrano, pero cuando ya los tendidos se habían decantado claramente por el perdón para el astado. Sin embargo, el palco lo que hizo fue mandarle los tres avisos, y el toro volvió a los corrales, donde fue asesinado.
Lo peor del caso es que dicho usía se dice a sí mismo aficionado, e incluso figura como vicepresidente en la peña taurina del pueblo. Y precisamente por esa circunstancia, mosquea el hecho de que a la hora de otorgar los galardones de la feria, esta peña haya declarado "desierto" el premio al ejemplar más bravo, cuando en su arena de lidió "Langosto", uno de los toros del año y que por mucho menos habría sido indultado en cualquier otro coso de su categoría. Pero lo que ya resulta absolutamente surrealista es que le galardón a la mejor faena haya recaído en "Finito", pero no por la hecha al de Pérez Tabernero. ¿Ustedes lo entienden?. Yo, sinceramente, no, y mira que lo he dado vueltas, y encima el propio torero ha declarado que la de "Langosto" ha sido "la faena de su vida"...
...Conmovía a cualquiera de los testigos la forma en que Juan Serrano le decía al alcalde casi implorándole "Pero, ¿cómo lo vais a matar?, si ha sido tan bueno". No hubo una mínima sensibilidad, sino enconamiento en las posturas, e incluso uno de los veterinarios, autotildado de "gran aficionado" mantenía una actitud intransigente en el callejón, ordenando, cuan César en el circo, la inmediata muerte del toro, llegando incluso a enfrentarse verbalmente con quienes razonaban lo contrario. Talante democrático debe llamarse eso.
Claro, que hay que escuchar a todas las partes, y el presidente declaró que el reglamento manda y en las plazas de tercera no hay indultos. Bien, pero si así nos ponemos, si vamos a cumplir la ley, vamos hacerlo en todo, y no yendo en contra del toro, que nunca tiene quien lo defienda.
... Pero seguro que ninguno de estos argumentos le debe ser valido a quien tiene la poca compasión de mandar a asesinar a un toro bravo. Debe ser más gratificante para el ego que una corte de aduladores te vaya diciendo "Olé tus cojones", mientras sacas pecho, a dejarse llevar por la sensibilidad que siempre debe presidir la fiesta de toros. Pero es que con acciones así perdemos la batalla moral ante tanto antitaurino que nos acusa de bárbaros y a los que siempre replicamos que el toro es el único animal que puede ganar su vida luchando. Sin embargo, ¿qué opción tiene un astado que se lidie en Montoro, el "Auschwitz del toro de lidia", la de morir irremisiblemente aunque sea el más bravo del mundo?.
Contésteme a esto último Sr. Presidente... Mal camino llevamos cuando se quiere se más papista que el Papa, y ya se sabe que incluso el Vaticano pidió perdón por "putaditas" como la que le hicieron a Galileo. Claro, que maldita la gracia que le haría a Galilei el trato recibido. La misma que nos hizo a los que de verdad amamos al toro bravo lo que le hicieron a "Langosto"...
Un placer, Sr. Parrado.