miércoles, 23 de diciembre de 2009

LA HUELLA DE UN CALIFA


DESDE LIMA, ESCRIBE GUNTHER LARRIVIERE: "GRACIAS AL MAESTRO ME HE ENAMORADO DEL TOREO"

Después de muchos años, la Feria del Señor de Los Milagros (santo patrono de la ciudad de Lima, la ciudad de los Virreyes, la tres veces coronada ciudad jardín) causaba tremenda expectativa. Se esperaba un lleno total, con una capacidad para 13.000 personas aproximadamente, se tenían vendidos antes del inicio cerca de 8.000 abonos, y no era para menos, venía José Tomás, como gran figura, después de algunos años.

Una vez más, se ponía en disputa el Escapulario de Oro del Señor de Los Milagros (premio oficial que otorga la municipalidd de Rimac -distrito donde se encuentra ubicada la plaza- al triunfador de la feria, que se puso en disputa por primera vez en 1947). Finalmente sería para Miguel Ángel Perera.

Y llegó el día que toda la afición peruana esperaba, 06/12/09. Con 6 toros de la ganadería de Roberto Puga, se presentaron los diestros Finito de Córdoba, José Tomás y Miguel Ángel Perera. Lima estaba de fiesta.

Debo confesar que no soy un experto en toros. Soy un aficionado que siempre tuvo la ilusión de asistir a Acho y que recién pudo hacer realidad su sueño, tres años atrás, gracias a la invitación de Sebastián "El Tuto" Velásquez, a través de una amiga personal y ahijada de él. Simplemente me quedé fascinado con el ambiente de la feria porque verdaderamente es una fiesta. De ahí a más, la ilusión de volver a ser partícipe de la feria está encendida durante todo el año, esperando que llegue el mes de noviembre y empiece la fiesta nuevamente. Era la primera vez que asistiría a la feria completa, y fui uno de los 8.000 aficionados que con anticipación compramos nuestro abono.

Ya había tenido la oportunidad de ver a Perera en el año 2007, y a Enrique Ponce en el 2008 personalmente, en la plaza misma. A José Tomás y al Maestro Finito de Córdoba únicamente por vídeos. Del maestro si había escuchado. De José Tomás no, para mí era una novedad, más aún por toda la publicidad que sobre él se teje.

Me gusta Ponce, Perera, Castella. Tienen eso, que encienden los tendidos. Pero aún con todo eso, ver al maestro Finito por primera vez, in situ, ha sido, si no lo mejor que he visto, una de las mejores faenas que haya visto. Verlo al maestro con ese toreo clásico, sutil, elegante, fino como lo es él, para quienes somos clásicos y románticos, de aquellos capaces de cortejar a una Maja por los pasillos de una plaza de toros, es más que suficiente para enamorarse y darle el sí eterno: "PEDAZO DE TORERO".

Tengo grabada la faena del maestro de aquel día. Desde entonces hasta la fecha la habré visto una docena de veces, y la verdad es que no me canso de verla aún. Es casi, casi, como asistir a una clase romántica, de donde uno sale convencido de que lo clásico nunca pasará de moda, y para eso hay que ser fino. Como obsequiarle un clavel a una Maja, sacarse el sombrero para saludarla, nunca pasará de moda, porque es fino, clásico y romántico.

He comparado la primera faena del maestro con la primera faena de Perera (22/11/09), que es la que, creo yo, le hizo ganar al final el Escapulario de Oro del Señor de Los Milagros, y ahí está sustentado lo que afirmo: ese toreo fino, clásico y romántico del maestro, y el toreo aguerrido que enciende los tendidos.

No se si el maestro vendrá el año que viene. No se si tenga la oportunidad de volverlo a ver, pero de lo que sí estoy seguro es de que puedo decir que tuve la oportunidad de ver al maestro en persona, in situ, y que gracias a él me he enamorado de los toros, por su arte, por su elegancia, por su sutileza, por su finura. Que Dios lo guarde en su gloria y que le de muchos años más, para disfrutar de su toreo.

¡Enhorabuena Maestro!

Gunther Larriviere Lúcar