martes, 31 de agosto de 2010

UN AGOSTO ATÍPICO

Siete actuaciones, además de las dos perdidas por una dolencia lumbar, son el bagaje numérico que deja el agosto del maestro Finito de Córdoba, en un mes ciertamente atípico en su trayectoria por las pocas ocasiones en las que ha hecho el paseíllo.

Por una parte no resulta extraño que se haya reducido tanto su presencia las diferentes plazas y ferias durante este mes ya que desde la temporada pasada el maestro decidió no sobrepasar la treintena de paseíllos aproximados durante la campaña, aunque también hay que reconocer que la ausencia de triunfos en la primera mitad de la temporada ha hecho que no se sumen algunas actuaciones más a las que había previstas para esta parte fuerte del año. Entre esos "no triunfos" cabe reseñar aquellos que el mal uso de la espada se ha llevado en cosos de cierta importancia, como fue el caso de Jerez, Barcelona, Castellón o Alicante, pero en los que es de justicia también reseñar que el buen toreo se hizo presente, sobre todo en una faena en la Monumental catalana que no ha sido del todo bien valorada por la crítica, pero que contuvo pasajes gran belleza y calidad.


No obstante, y volviendo al mes de agosto, a pesar de las pocas actuaciones acumuladas para lo que venía siendo costumbre, seguir al maestro en estos días ha resultado muy grato en la mayoría de las ocasiones, incluso en aquellas en las que la resonancia de los trofeos no ha acompañado a su actuación, pero en en las que ha dejado, en mayor o menor medida, constancia de su clase y también de una actitud muy positiva.


En la cumbre está la tarde de Inca, con una faena al cuarto toro que el propio maestro Fino sitúa entre las mejores de su carrera, así como los profesionales con los que pude hablar, manifestándome uno de ellos, literalmente, que "cuando me jubile en el toro, y aún me quedan muchos años si Dios quiere, esta faena va a ser de las que más recuerde, porque me ha marcado". También, en ese lugar de honor, el indulto de Furtivo, en San Roque, con otra faena para el recuerdo, que desató la locura en los tendidos del coso gaditano, y una actuación muy torera y exquisita en Purullena, en la que marcó diferencias con un toreo preñado de temple, maestría y detalles muy personales.

En la memoria también me quedan varios lances y muletazos de Villanueva, una actuación muy seria y entregada en Tarazona de la Mancha, mal rubricada con la espada, y el excelente toreo de capote en Cuenca ante el quinto, con un recibo sensacional a la verónica y un quite, de manos bajas y media sublime, que mostró a las claras cuanto sabor tiene y mantiene la tauromaquia de Finito. Y la hondura, la plasticidad de los muletazos que recetó a sus dos oponentes, y que no tuvieron el merecido eco en los tendidos.

Así fue, a groso modo, este agosto atípico de Finito de Córdoba, de poca cantidad pero de una calidad que ha quedado plasmada en varias faenas rotundas y en muchos detalles genuinos y personalísimos, que por fortuna he podido disfrutar.


Suerte y salud para lo que queda, Maestro.