Finito de Córdoba ha triunfado de manera rotunda esta tarde en el festejo celebrado en la localidad granadina de Purullena, donde ha obtenido cuatro orejas y rabo de su lote de Hnos. Garzón.
El maestro, vestido de catafalco y azabache, ha impartido en sus dos toros una lección de gusto, temple y torería, de esa que llena y perdura durante y después de sus faenas.
Su primero, un animal que ha embestido con prontitud en el capote, le ha permitido estirarse a la verónica, dejando varias de extraordinaria y personal factura. Sin embargo, a lo largo de la lidia ha comenzado a mostrarse aquerenciado, buscando la huida desde el inicio de la faena de muleta.
Pero ahí ha surgido el Finito en maestro, sujetándolo y llevándolo largo por el pitón izquierdo en un trasteo a más en el que han brillado una docena de naturales suaves y lentos, y unos remates, ya al final, que han puesto la guinda y el pellizco a una faena de saber y de sabor. Dos orejas.
Ante el cuarto, un toro que de salida evidenció algún problema en la vista, se ha mostrado decidido y firme para plantearle una faena, también a más, pero impensable en los primeros compases de la misma, en la que el animal se quedaba corto y rebañaba en sus embestidas.
Pero ahí ha surgido el Finito en maestro, sujetándolo y llevándolo largo por el pitón izquierdo en un trasteo a más en el que han brillado una docena de naturales suaves y lentos, y unos remates, ya al final, que han puesto la guinda y el pellizco a una faena de saber y de sabor. Dos orejas.
Ante el cuarto, un toro que de salida evidenció algún problema en la vista, se ha mostrado decidido y firme para plantearle una faena, también a más, pero impensable en los primeros compases de la misma, en la que el animal se quedaba corto y rebañaba en sus embestidas.
No obstante, y nuevamente tirando de maestría y arte, El Fino ha logrado alargar su embestida por el pitón derecho consiguiendo series extraordinarias, de muletazos hondos y estéticos, exprimiendo al máximo las posibilidades del toro, también por el pitón izquierdo, y mostrándose por encima y a gusto, pues si bello ha sido lo fundamental sensacionales han sido los remates a modo de trincherilla y cambio de mano, en una faena que ha levantado al público de sus asientos a gritos de "torero, torero", para posteriormente pedir unánime e insistentemente los máximos trofeos para el maestro.
Fotos: Juan M. Fernández / Eduardo Duarte.