No ha acompañado la suerte en Cuenca con un lote que, aunque noble, ha durado poco y no se ha entregado en la muleta. Aún así, el maestro ha brillado con el capote en su segundo, así como en muletazos y remates bellísimos en sus dos faenas.
El primero, un toro que no veía por el lado izquierdo, ha resultado noble aunque escaso de fondo. Con la muleta, El Fino ha instrumentado varias series de redondos de muy bella factura, con sumo gusto y estética, que sin embargo no han sido valorados en su justa medida por el tendido, que reprochaba al maestro no haber parado al animal de salida y llevarlo al caballo.
Si que ha parado al segundo, y de que manera, con extraordinarios lances a la verónica, y posteriormente con un quite, también a la verónica con las manos muy bajas que ha hecho crujir a la plaza. La media exquisita, de cartel. Y en la muleta, una pena, pues el toro se ha rajado en los primeros compases, saliendo distraido de los muletazos y queriéndose ir. Sin embargo, con una fenomenal disposición, El Fino ha vuelto a dejar sensacionales redondos, naturales sueltos muy bellos y remates muy personales, de mucho sabor. De haber matado con prontitud hubiese obtenido una oreja.
Entre los de plata, una tarde más extraordinaria de José María Soler, tanto en la lidia del segundo como en dos estupendos pares al quinto, saludando montera en mano. Con este toro ha estado sensacional en la lidia Álvaro Oliver, y el tercero, José Luis Neiro, nuevamente solvente y perfecto en su colocación toda la tarde.
