jueves, 27 de mayo de 2010

NO PUDO SER

No llegó el triunfo soñado y deseado. No pudimos disfrutar de un éxito en toda la dimensión. No pudo ser. Y ahora, lo primero que siento y deseo es expresar mi apoyo y ánimo al maestro Finito de Córdoba, pues también él estará lamentando no haber triunfado y mejor que nadie estará analizando causas y condicionantes.

Sí triunfó José Luis Moreno, y además de manera inconstestable, por lo que es de justicia reconocerlo y enviarle desde aquí mi más sincera felicitación, así como desearle toda la suerte en su segunda actuación de la feria, el próximo sábado.

Finito de Córdoba ha contado con un lote dispar, complicado el primero, bueno su segundo y con muy pocas posibilidades su tercero. Así al menos lo he visto yo.

Ante el primero, con el que se intentó estirar a la verónica sin poder abrochar del todo el saludo capotero, la faena no ha podido tomar vuelo dado que el animal no embestía con claridad, a veces gazapeando y sin dejar estar a gusto al torero. También, y mucho, molestó el viento, aunque con o sin él había poca posibilidad de éxito. Con la espada estuvo mal. Antes, en banderillas, Álvaro Oliver resultó cogido de fea manera cuando perdió pie lidiando al toro. Por suerte, todo quedó en el susto y en un traumatismo con hematoma del que ha sido explorado en el Hospital Reina Sofía, sin que, en principio, vayan a surgir más complicaciones, de lo cual nos alegramos.


Ante el tercero (de lidia a pie), pudo firmar un buen recibo a la verónica, para posteriormente plantear una faena en la que sobrasalieron varios muletazos extraordinarios, hasta doce o quince naturales sensacionales, y otros tantos redondos, además de espléndidos adornos a dos manos. El problema fundamental fue la discontinuidad, la intermitencia de esos momentos lucidos, pues, sin duda, todos esos muletazos mucho más reunidos hubiesen tenido premio seguro, pero en el largo metraje de la faena no tuvieron la continuidad deseada. Sonó incluso un aviso mientras El Fino aún toreaba.


El quinto, como indiqué anteriormente, no ofreció posibilidad alguna de lucimiento, incluso pareció lesionarse los cuartos traseros durante el tercio de varas. No obstante, el maestro buscó justificarse intentando varias tandas por ambos pitones, en las que el toro pasaba a regañadientes.

Así fue, así lo vi, así quedó. A pensar en la próxima y, como dije al principio, mucho ánimo maestro, y a mirar hacia delante.

Fotos: Fidel Arroyo (Burladero.com)