Un "metisaca" en los bajos (la espada desvió su trayectoria chocando con una banderilla), al entrar a matar el primer toro, ha privado al maestro Finito de Córdoba de cortar trofeos en Jerez. Antes de eso, su actuación con ese ejemplar de Cuvillo, de bastante clase en su embestida por el pitón derecho, aunque justito de motor, había resultado lucida desde el recibo a la verónica hasta varios adornos de mucho sabor al final de la faena de muleta. Entre prólogo y epílogo, una media y una larga en el quite resultaron exquisitas, para posteriormente enjaretar una veintena de redondos largos y profundos, tras una apertura de faena con el torero encajado y sintiéndose en varios muletazos que dibujaron carteles de toros. Lo dicho, una pena la espada porque El Fino se había tirado a matar de verdad.
El cuarto ni tuvo la misma clase ni las mismas ideas que el primero. No obstante, y para serles lo más gráfico posible definiendo la actuación del maestro con este ejemplar, les diré que, en otras circunstancias, este toro le dura al Fino lo justo para andarle por la cara y pasaportalo lo mejor posible. Pero ayer, en Jerez, su actitud en este toro, al igual que su toreo en el primero, fue notable, y a pesar de que el toro ya se revolvía en el capote, se le coló en la apertura de faena por el izquierdo, y le puso un par de veces los pitones en la barriga durante el trasteo, intentó hacer el toreo y llevarlo largo en cuatro tandas en las que tiró de él y le bajó la mano. Sonó la música y la hizo callar. Exprimió, en definitiva, todo lo que pudo exprimir del de Cuvillo haciendo el toreo y, ciertamente, con ese concepto, no cabía la posibilidad de estar mejor de lo que estuvo con él. Lo mató por arriba, y cuando abandonaba el Coso de la Calle Circo, al final del festejo, fue despedido con unos merecidos aplausos, quizá los que faltaron para tributarle una ovación tras su buena faena al primer toro, tan sólo emborronada por la mala fortuna con el acero.
P.D.: Finalizo con un apunte "de plata". Durante el primer toro la cuadrilla del maestro estuvo perfecta, rayando a gran altura, saludando en banderillas Alvaro Oliver y José Luis Plaza. No obstante, destacar la tarde que cuajó José María Soler, tanto con el capote como con las banderillas. Su lidia al primer toro fue todo un manual de como se deben hacer las cosas con el capote, y su dos pares al cuarto sensacionales. Pero es que, además, a todo lo que hizo le imprimió un sello tan personal y torero que, sinceramente, me hizo disfrutar, sobre todo viéndole manejar el capote en el primero. Enhorabuena torero.
