jueves, 18 de junio de 2009

19-J. LA LÍNEA... FALTA UN DÍA

Orgullo, esa es la palabra. La que expresa mi sentir ante el homenaje que este viernes un puñado de buenos aficionados, que son los que conforman la dirección y junta directiva del Museo Taurino “Pepe Cabrera” de La Línea de la Concepción, tributarán a Juan Serrano “Finito de Córdoba”. Además, la iniciativa de elaborar un manifiesto en favor del futuro nombramiento del maestro Fino como VI Califa del Toreo Cordobés, avalada por más de 300 entidades tanto del Campo de Gibraltar como de fuera de las fronteras regionales y nacionales, añade a la cita un punto más de importancia y sensibilidad.

Hablaba de orgullo, pero no sólo lo hago desde mi posición como finitista. También lo hago como cordobés, y hombre de bien (desdiciendo al refranero), pues creo que debe ser motivo de satisfacción el que más allá de los límites de nuestra tierra se reconozca y admire a quien con no menos prestigio ha llevado el nombre de su capital y provincia a tantos rincones del mundo.

Hace un tiempo, cuando se cimentaba este homenaje, tuve la oportunidad de hablar por primera vez con Curro Cabrera, director de Museo “Pepe Cabrera” e impulsor de este bonito evento. Curro, que desborda sencillez personal y gran afición taurina, me comentaba que su deseo a la hora de realizar el homenaje y manifiesto a favor del maestro era que en Córdoba se tomara como un gesto de buena voluntad, pues su intención estaba muy alejada de querer molestar a nadie. No es la primera vez que escucho algo así de quien desde fuera viene a elogiar lo nuestro, y más concretamente a ese gran torero y artista que se llama Juan Serrano. “No quisiera molestar”. ¿Molestar por qué?. A quien puede molestar que desde cualquier punto de la geografía se manifiesten y ensalcen las incomparables cualidades que nuestro torero atesora, los momentos mágicos y únicos que ha deparado y sigue deparando en los ruedos. A quien puede molestar que las más de 500 localidades que tiene el Teatro Salesianos de La Línea se llenen a rebosar para reconocer la trayectoria de un gran artista del toreo como es Finito de Córdoba, y para oír y apoyar las razones por las que, en consonancia con la gran calidad y altura de su tauromaquia, debiera ser nombrado, en el tiempo y forma oportunos, VI Califa del Toreo Cordobés. ¿Hay alguien cabal al que podría molestar esto?. Sinceramente, yo me sonrojaría y avergonzaría de que algún paisano mío tuviese un mal gesto o levantara la voz en contra de algo de lo que habría que presumir.

Pero iré más allá. Lo del viernes en La Línea, además de agradecerlo, deberíamos tomarlo de ejemplo. Quizá este acto sirva para que empecemos a abrir los ojos, para que nos demos cuenta como de grande es este torero, y como el llevar veinte años en figura ni ha sido flor de un día ni fruto exclusivo de una tierra que parece querer cobrarle deudas de por vida. Quizá el día que muchos comprendan esto último las cosas se verán de otra manera. Yo hace mucho que lo entendí. Entendí que El Fino era y es torero de muchos sitios, de muchas tierras, de todas aquellas donde su toreo ha desatado sentimientos y emociones, ganando partidarios para siempre, y que Córdoba, su tierra, ha ido unida a su grandeza en ese paseo por la gloria taurina universal, por que él, de manera sincera y honesta, así ha querido llevarla. Por eso, más nos valdría dejar de pedir cuentas, pues puestos a ello es posible que nos avergonzáramos al comprobar quien le debe más a quien.

Por eso, amigo Curro, para ti y para tu gente sólo cabe la gratitud y el reconocimiento a un gesto grande y bello, como aficionados y como personas. Un gesto ante el que yo, cordobés de nacimiento y sentimiento, no puedo más que mostrarme halagado y complacido. Por mí, por mi tierra, y sobre todo, por ese gran torero que el destino quiso poner entre nosotros y que la historia pondrá donde merece.

Gracias, de corazón.