Contrariedad y resignación. Así podemos definir el estado de ánimo del maestro ayer al abandonar el coso valenciano de la calle de Xativa. "Venía con una actitud muy buena, muy fresco, bien preparado, ilusionado...". Sus ganas y su motivación, para quien las ha querido ver, han sido patentes toda la tarde. "Me he puesto para hacer el toreo, pero no me lo han permitido los toros, los dos muy venidos a abajo. He hecho todo lo posible para que se vinieran arriba, pero ninguno ha querido". Por ello, y ante la imposibilidad total de éxito, dejaba esta sincera reflexión: "Otras veces he venido a Valencia muy mal anímicamente y la gente, por mi actitud y comportamiento, se ha metido conmigo y lo ha hecho, además, con razón. Pero hoy, por el contrario, he sentido el respeto del público y eso ha sido bonito".
