viernes, 18 de septiembre de 2009

CARA Y CRUZ EN ALMODÓVAR DEL CAMPO

Tarde de contrastes en Almodóvar del Campo. Una tarde que no ha comenzado nada fácil, pues el primer toro de Martín Lorca ha resultado ilidiable desde su salida al ruedo. Un animal con la vista perdida, que no pasaba, que quería coger, o que más bien no sabía donde quería coger, pues daba la impresión de no ver, de no atender a nada. Tras un tercio de varas difícil y de mucho riesgo, el maestro Fino ha ordenado a su cuadrilla taparse, para que nadie estuviera delante de un animal que era imposible de torear, dejando que pasara el tiempo e intentando entrar a matar en alguna ocasión, ante la evidente falta de fijeza del toro, con el riesgo de pasar ante un animal que ya había mostrado claramente que no veía, y que estaba desarrollando muy a peor. Finalmente, el toro ha sido apuntillado.


Con el cuarto ha llegado la cara alegre de la tarde. Ante este toro, El Fino se ha mostrado muy decidido desde el principio, sin querer que la tarde se le fuera en blanco, y ha dejado un inicio de faena bellísimo, sensacional, en el que el público que llenaba el coso manchego ha tornado su enfado anterior por la entrega ante el gran toreo que estaban presenciando.


El de Martín Lorca ha ido a menos, pero eso no ha sido obstáculo para que el maestro, queriendo mucho toda la faena, haya cuajado magníficos muletazos por ambos pitones, no cansándose de estar en la cara y exprimiendo al máximo hasta la última embestida del animal. Con una buena estocada ha puesto broche a su actuación, tardando mucho el animal en doblar, motivo por el cual se ha enfriado la petición del segundo trofeo, quedando el premio reducido a una oreja.


Fotos: Julio Cesar Sánchez