No está teniendo fortuna el maestro en los primeros festivales de la temporada con los ejemplares que le están tocando en suerte. El de ayer, de María José Barral en Villauenga, un cuatreño de bonitas hechuras, no terminó de entregarse ni de romper en ningún momento. Aún así, El Fino dibujó bellos lances en el recibo a la verónica para posteriormente, con la muleta, estar muy por encima de un animal que por el izquierdo no tenía un pase y que por el derecho, a base de darle tiempo, y de una colocación y toques perfectos, logró ejecutar un toreo en redondo en el que sobresalieron varios muletazos largos y profundos. Mató bien y le fueron concedidas las dos orejas, premio al esfuerzo y la calidad del toreo realizado.
Pero lo mejor quedaba para el final, en el sobrero que lidiaron conjúntamente todos los actuantes en el festival. Con este ejemplar, de extraordinaria clase, el maestro destapó la esencia del toreo a la verónica con cuatro soberbios lances y dos medias sensacionales, para posteriormente, en una serie por cada pitón, dejar muletazos sencíllamente sublimes en la retina de los asistentes. Todo un broche de torería para la buena causa que ayer llamó a la tauromaquia a reunirse en Villaluenga.
Pero lo mejor quedaba para el final, en el sobrero que lidiaron conjúntamente todos los actuantes en el festival. Con este ejemplar, de extraordinaria clase, el maestro destapó la esencia del toreo a la verónica con cuatro soberbios lances y dos medias sensacionales, para posteriormente, en una serie por cada pitón, dejar muletazos sencíllamente sublimes en la retina de los asistentes. Todo un broche de torería para la buena causa que ayer llamó a la tauromaquia a reunirse en Villaluenga.