esa locura tan cuerda.
Ese latir que te anuncia
que hoy puede abrirse la puerta
de la magia y de la esencia,
y esos sueños dibujados
en un silencio que sueña.
Son los caminos del arte,
los misterios que nos llevan
a aferrarnos a un instante
a vivir tras esa senda,
pues si se encuentra el camino,
si allí se abre la puerta,
que grande es poder soñar,
qué grande poder cumplir
un sueño de esta manera.
Que sublime es descubrir
que el arte siempre florezca
sin tener en cuenta el tiempo,
sólo capote y muleta.
Y en el camino encontrarnos,
y compartir su belleza,
y en la memoria guardarnos
que esa espera, tan eterna,
cuando encuentra lo soñado,
siempre va a valer la pena.
En las fotos, arriba, con miembros del Club de Finito en Francia, encabezados por Michel Clerivet y Jacques Giron. Con ambos hablé de toros y del Fino, en una charla de esas que se saborean durante y después de producirse, como las buenas faenas. En el centro, con Rafael Comino, con el que espero poder coincidir en más oportunidades y con más tiempo. Abajo, con Luis Miguel Parrado, otra de las alegrías que me deparó el día, ya que tras muchos años leyéndolo, y en los últimos meses compartiendo mails y blogosfera, podíamos conocernos. De él poco más voy a decir, pues se define solo (lean aquí), y eso es síntoma de autenticidad.
Y detrás de la cámara, un buen amigo y mejor persona, Fidel Arroyo.
Gracias a todos, y también, al buen trato dispensado por el Club Taurino Finito de Córdoba, por ese día y por el bonito detalle de divulgar este sitio entre sus socios, a los cuales ya me he sumado.
Con los versos que encabezan este post quiero rendir homenaje tantos y tantos seguidores del buen toreo, aquellos finitistas que ya empiezan a soñar, a hacer cábalas, y a poner el cuentakilómetros a cero para emprender el camino, los caminos más bien, del arte y del deseo de vivir de nuevo momentos irrepetibles con el sabor inconfundible de la tauromaquia de Juan Serrano.
Y detrás de la cámara, un buen amigo y mejor persona, Fidel Arroyo.
Gracias a todos, y también, al buen trato dispensado por el Club Taurino Finito de Córdoba, por ese día y por el bonito detalle de divulgar este sitio entre sus socios, a los cuales ya me he sumado.
Con los versos que encabezan este post quiero rendir homenaje tantos y tantos seguidores del buen toreo, aquellos finitistas que ya empiezan a soñar, a hacer cábalas, y a poner el cuentakilómetros a cero para emprender el camino, los caminos más bien, del arte y del deseo de vivir de nuevo momentos irrepetibles con el sabor inconfundible de la tauromaquia de Juan Serrano.