lunes, 21 de febrero de 2011

Y SE HIZO REALIDAD

No ha sido fácil llegar hasta aquí. Lo digo sin ningún ánimo de darme una importancia superior a la que pueda merecer, pero sí lo hago porque necesito expresar de alguna forma como ha sido el transcurso de los acontecimientos, las circunstancias a las que he tenido que hacer frente en el camino, las eventualidades que ha habido que salvar para acercarse a lo que uno sueña. A esa perfección que aunque jamás se alcance y esté lejana, al menos en mi caso, siempre ayuda a caminar, a perseguir sueños, a conquistar pequeñas satisfacciones, que son inmensas cuando se ven realizadas y las puedes palpar.

No ha sido fácil, decía. Y menos aún lo hubiese sido sin el apoyo de todos los que de una forma u otra han puesto su granito de arena en este sueño. De aquellos que han estado ahí, a mi lado, en todo momento y lugar, y para los que seguramente la palabra gracias quedará pequeña, pero quiero que sepan que esta dicha y sentida de todo corazón. El mismo que han puesto ellos en todo lo que les he pedido.

Mi familia. Mi gran familia. Nunca encontraré apoyo más incondicional que el suyo. Faltarían palabras y tiempo para describir como se han desvivido en las últimas semanas, como han sido mi extensión en todo lo que tenía que ver con esta obra y con su acto de presentación. Mi padre, mi madre, mi hermana, mi hermano… Os debo mucho, mucho, y os quiero más todavía.

Del mismo modo, y siguiendo con la familia, están mis abuelas, mis tíos, mis primos… Nunca encuentro un no por respuesta. Siempre, cuando los busco, aparecen en el camino y me reciben con los brazos abiertos, y en esta vez tampoco ha habido excepción.

Y mi esposa, Mariló. Todo, absolutamente todo lo que pueda decir, quedará pequeño y desmerecerá a lo que ella es y significa para mí. Su amor, su confianza, su comprensión… y su paciencia, son los pilares en los que apoyo mi vida día tras día, y esta obra y su proceso no podían ser menos. Ella y mis hijos me hacen cada día mejor. Me dan el estímulo para serlo, para intentarlo, y ojalá que algún día sea capaz de alcanzar el nivel que ellos merecen.

Mi gratitud también para tres fenómenos. Luis Miguel Parrado, José Antonio León y Fidel Arroyo. Vuestra alma de artistas y toda vuestra sensibilidad está presente en esta obra. Se palpa y se respira. Del mismo modo que yo he sentido tan cercana vuestra disposición sin reserva alguna y vuestra sincera amistad. La misma amistad y cercanía que siento por los dos genios que estuvieron junto a mí en el escenario. Ana Belén y Antonio. Su voz y su guitarra acariciaron mis letras. Su compañía, una deuda impagable, por su lealtad y por su entrega.

Gracias también al Grupo Guillermo, por la cesión desinteresada de sus instalaciones. Al Ilustre Ayuntamiento por su colaboración en el montaje del evento. Al Alcalde, Francisco Paniagua, por sus palabras hacia mi persona, las cuales tengo por sinceras y sentidas, no me cabe la menor duda, y al que desde aquí quiero devolverle el mismo afecto.

A José Manuel Blanca, de Ediciones Blanca y Blanca Impresores, por su trabajo personal, comprensivo y cercano. Por apostar por la obra, en la medida de sus posibilidades, y por apretarse el cinturón hasta donde las circunstancias requerían. No se me olvida José Manuel, y te lo agradezco de verdad.

No puedo olvidarme tampoco de los aficionados. Buenos aficionados y finitistas que me acompañaron, haciendo más especial aún la noche. Desde la Peña Taurina Aguilarense “Finito de Córdoba” hasta el Club Taurino Finito de Córdoba y su Tauromaquia, pasando por las peñas del maestro de Toulouse y Cabra, y por las Peñas de Bujalance y Estepona.

También, los profesionales, la gente del toro siempre imprescindible en este tipo de actos. Los miembros de la cuadrilla del maestro, alguno más que lo fue y que de corazón lo sigue siendo, varios de los matadores de toros a los que El Fino ha dado la alternativa en estos veinte años, como son los casos de Eulogio Medina Núñez, Andrés Luis Dorado o Julio Benítez. Su presencia dotó de un simbolismo y significado especial al acto. Fue un enorme orgullo tenerlos cerca.

Y gracias, sin excepción alguna, a mi pueblo. A mi gente de Aguilar que tampoco me falló esta vez. Sin vosotros, esta presentación hubiera quedado huérfana. Otro lugar no era posible. Parte de mi vida está en esa tierra, y no soy todo yo si esa porción me falta. Por eso, con vuestra compañía esa noche, la felicidad fue completa.

Por último, aunque en un lugar de privilegio, mi tío Juan. El primer culpable de todo. El que me metió este veneno en el cuerpo y me enseñó a apasionarme con todo lo que olía y sabía a tauromaquia. El cimiento de mi afición. La semilla de mi estirpe Finitista. No podía ser otro el primero en tener es te libro, mi sueño, en sus manos.

Y para usted, maestro, mis versos. Su latir, su espacio, su tiempo. Un trocito de mi alma para un artista de ensueño… para un torero eterno. Una pasión derramada… Veinte años de sentimiento.


Gracias a todos.