Tras el emotivo y cariñoso homenaje recibido por Juan Serrano "Finito de Córdoba" el pasado 13 de mayo en su ciudad, donde contó con el respaldo mayoritario de todas las instituciones, así como de un abarrotado salón de actos (con gente hasta la calle) del Rectorado de la UCO, llega el momento, también esperado, de que el maestro haga el paseíllo en el Coso de Los Califas, donde actuará por quincuagésimo tercera vez como matador de toros, en los veinte años de alternativa que acaba de cumplir.
A unos días tan sólo de esa cita, quiero aprovechar para lanzar desde aquí una propuesta a toda la afición que acuda ese día a los tendidos de la plaza. No es fácil llegar a veinte años de alternativa en activo, como tampoco lo es llegar a pisar un coso de primera categoría, como lo es la Plaza de Córdoba, durante todos esos años ininterrumpidamente, y además con un bagaje de triunfos y faenas importantes tan extenso como el que tiene Juan Serrano. Por eso, y porque también en estos veinte años ha paseado allá donde ha actuado el nombre de nuestra tierra, obteniendo también resonantes triunfos en numerosas plazas importantes de todo el mundo, creo que sería de justicia, de aficionado cabal y de categoría, como la que tiene nuestra plaza, que al finalizar el paseíllo del próximo 27 de mayo, seamos capaces de tributar una gran ovación a Finito de Córdoba. Una ovación sincera, de reconocimiento, de respeto y, como antes decía, de justicia. Una ovación por encima de filias o fobias, de mayor o menor afinidad a su persona.
Una ovación, en definitiva, que le permita recoger el fruto de estos veinte años actuando en su tierra, en la que, y esto es un hecho objetivo, las luces han brillado muy por encima de las sombras, y con la que su Córdoba y esa plaza, escenario de tantas tardes para el recuerdo, le rindan el tributo que merece.
Después, cuando salga el toro, que ponga a cada cual en su sitio. Y que el aficionado exija en la medida de sus criterios y preferencias. Ojalá que ahí, con un poco de suerte, podamos también estar todos de acuerdo.
Así pues, y como "lo cortés no quita lo valiente", vamos todos a una. A una ovación para un torero que está en nuestra historia. A un gesto que, a buen seguro, le tocará el corazón, como tantas tardes su toreo hizo con el nuestro.
Foto: José Luis Díaz.